Poema escrito por Silvia Ferrario

Éramos casi,
éramos nunca,
éramos ese suspiro que se escapa
antes de convertirse en palabra.

Te quise en silencio,
con la torpeza de quien teme perder
lo que nunca tuvo.
Te miré de lejos
mientras mi alma caminaba descalza
sobre la esperanza.

Pero no fuimos nada
Duele, como duele el aire
cuando entra frío en un pecho cansado,
como duele un adiós
que nunca llegó a decirse.

A veces pienso
que lo nuestro vivió más en mi corazón
que en la vida misma.
Que te soñé tan fuerte
que me olvidé de que no estabas.

Hoy guardo tu nombre
en el cajón de las cosas que pudieron ser,
pero igual agradezco
haber sentido algo tan grande,
aunque no haya florecido.

Porque hasta el amor que no fue
deja un rastro de luz
cuando se apaga.