La renuncia de José Luis Quarleri no solo implica la salida de un funcionario de peso en el gabinete municipal, sino también el cierre de una etapa marcada por su estilo particular de gestión y su sorpresiva irrupción en la política local.

Un desembarco inesperado

Hasta hace pocos años, Quarleri no tenía trayectoria visible en el ámbito político. Su decisión de involucrarse llegó de la mano de Sergio Barenghi, quien lo eligió para ocupar el segundo cargo en importancia dentro del Ejecutivo municipal: la Secretaría de Gobierno.

Estilo de gestión

Durante casi dos años, se destacó por su cercanía con los vecinos. Era habitual que atendiera sin cita previa y buscara soluciones rápidas a los problemas planteados. Cuando no estaba en condiciones de resolverlos directamente, gestionaba alternativas para dar respuestas. Ese perfil de funcionario accesible y pragmático lo convirtió en un nexo clave entre la comunidad y el intendente.

El desgaste y la polémica

Su permanencia en el cargo comenzó a verse cuestionada en los últimos meses, principalmente por el escándalo de los “súper proveedores”. El tema se debatió en varias oportunidades en el Concejo Deliberante, generando tensiones con la oposición. La concejala Marita Gelitti fue una de las voces más firmes al exigir aclaraciones y definiciones sobre su continuidad.

Un vacío difícil de llenar

La salida de Quarleri deja un hueco importante en el gabinete de Barenghi. No solo se trataba del funcionario más cercano al intendente, sino también de la figura que, en la práctica, oficiaba de puente permanente con la ciudadanía. Su renuncia abre un nuevo capítulo en la gestión municipal y plantea un desafío inmediato: encontrar un reemplazo a la altura de un cargo estratégico.