Abordaje integral en enfermedades crónicas: cuerpo-mente

Por: Melina COCARO

Los estilos de vida desarrollados en las últimas décadas han ocasionado cambios notables tanto a nivel demográfico como epidemiológico. En este último aspecto, las llamadas Enfermedades Crónicas no Transmisibles, tales como la enfermedad cardiovascular, la diabetes, el cáncer, la enfermedad crónica respiratoria y las lesiones, representan en la actualidad la mayor carga de enfermedad en nuestro país y en el mundo. Sabemos que un alto porcentaje de estas enfermedades pueden prevenirse con la promoción de hábitos de vida más saludables, lo cual permite orientar esfuerzos y recursos disponibles. Sin embargo, históricamente, en nuestro país el sector salud se desarrolló y se enfocó en dar respuesta a los procesos agudos y a los cuidados materno-infantiles.

En este contexto, se pone en evidencia la necesidad de reorientar el modelo de atención, a uno que fomente la pro actividad del equipo de salud para conseguir el logro de una atención integrada e integral de las personas con enfermedades crónicas no transmisibles. De este modo, se aspira a que en los servicios de salud, además de garantizar una buena calidad de atención, se facilite el seguimiento longitudinal, se favorezca la participación activa de las personas con enfermedades crónicas y se promueva la adherencia al tratamiento.

Engel en 1977 propone un modelo que se apoya en la concepción de que en todos los estadios del proceso salud-enfermedad coexisten factores biológicos, psicológicos y sociales implicados. Tanto en lo que respecta a un estadio de salud como en los diferentes niveles de enfermedad.

Este modelo ya no piensa a la persona dividida, como una mente que gobierna una máquina, el cuerpo; sino que la comprende de un modo holístico como la integración de sistemas y subsistemas siempre interrelacionados en un proceso dinámico y transaccional:

Para el modelo biopsicosocial ya no es el cuerpo el que enferma, es el ser humano en su totalidad: una unidad biopsicosocial.

Esto que parece sólo una sutileza del lenguaje, a abierto la consideración básica de entender al enfermo como persona y de comprenderlo en su medio ambiente vital y en el conjunto de respuestas a las demandas de dicho medio ambiente.