¿Se puede aprender a ser resilientes?

“Las dificultades preparan a las personas comunes para destinos extraordinarios” (C. Lewis)

La resiliencia es la capacidad para afrontar la adversidad y lograr adaptarse bien ante las tragedias, los traumas, las amenazas o el estrés severo.

Ser resiliente no significa no sentir malestar, dolor emocional o dificultad ante las adversidades. La muerte de un ser querido, una enfermedad grave, la pérdida del trabajo, problemas financiero serios, etc., son sucesos que tienen un gran impacto en las personas, produciendo una sensación de inseguridad, incertidumbre y dolor emocional.

Aún así, las personas logran, por lo general, sobreponerse a esos sucesos y adaptarse bien a lo largo del tiempo.

El camino que lleva a la resiliencia no es un camino fácil, sino que implica un considerable estrés y malestar emocional, a pesar del cual las personas sacan la fuerza que les permite seguir con sus vidas frente la adversidad o la tragedia. Pero, ¿cómo lo hacen?

La resiliencia no es algo que una persona tenga o no tenga, sino que implica una serie de conductas y formas de pensar que cualquier persona puede aprender y desarrollar.

 Las personas que tienen un pensamiento realista, o sea que pueden mirar las situaciones y no exagerarlas; que son flexibles y se pueden adaptar a la realidad a la que se ven enfrentados y que  tienden a mirar las cosas con la exactitud que requieren, son personas que piensan de manera resiliente.  Estas personas creen de manera ferviente que la vida tiene un sentido.

Identifican de manera precisa las causas de los problemas para impedir que vuelvan a repetirse en el futuro.

  • Controlan sus emociones, sobre todo ante la adversidad y pueden permanecer enfocados durante una crisis.
  • Controlan sus impulsos y conducta en situaciones de alta presión.
  • Son optimistas pero centrados en la realidad, o sea tienen una visión positiva del futuro y piensan que pueden controlar su futuro pero sin caer en la fantasía.
  • Confían en sus propias capacidades.
  • Son empáticos. Es decir, tienen una buena capacidad para leer las emociones de los demás y conectar con ellas.
  • Buscan nuevas oportunidades, retos y relaciones para lograr más éxito y satisfacción en sus vidas.

¿Se puede aprender a ser resiliente?

Aprender a ser resiliente es un largo proceso que requiere tiempo y mucho auto-conocimiento. Pero una vez dominado y comprendido, nos sentiremos más capaces y más protegidos.

Algunas claves para desarrollar tu resiliencia:

 

  1. Capacidad de introspección

La primera de las claves para desarrollar tu resiliencia es comprenderte a ti mismo, saber escucharte, hablar con esa voz interior que está conectada con esa madeja nerviosa de sentimientos y emoción.

  1. Motivación esencial

Existen muchas otras cosas más allá del dolor, la pérdida o la frustración. Tu proyecto, tu necesidad por seguir adelante, por ilusionarte de nuevo por la vida y por los tuyos. Todos debemos tener un plan existencial, un objetivo en el horizonte por el cual seguir sonriendo cada mañana.

  1. Autorregulación emocional

Está bien que sientas la rabia, la pena, el desconsuelo, la tristeza, es esencial llorar y desahogarnos. Pero una vez hayamos pasado esta etapa, toca levantarnos y regular estas emociones, racionalizándolas primero hacia la aceptación y luego a la superación.

  1. Actitud positiva y auto-confianza

No es esa frase que tanto vende y que tantas veces te encuentras en los muros de tus redes sociales: Mantener una actitud positiva ante la vida, es una necesidad. Sabemos que en ocasiones no es fácil, que las tinieblas nos asolan sin que nadie lo espere, sin que nadie se haya preparado ante ello y que puede resultar imposible asomar una sonrisa en tales circunstancias.

Pero ten por seguro que no hay amanecer que no haya podido vencer al anochecer, y lo que hoy te parece tan negro, poco a poco irá perdiendo esa intensidad si te enfrentas a ello con fuerza y optimismo. Y sobre todo, con confianza en ti mismo.

Todos disponemos de recursos para poder afrontar la adversidad. Busca en ti, esfuérzate, quiérete y convéncete de que mereces ser feliz y de que vas a conseguirlo. En ello se esconde la clave para desarrollar tu resiliencia.

Y tú… ¿eres una persona resiliente