• Expuso su largo camino por justicia. Habló de amenazas, daños psicológicos y el impacto que todo esto tuvo en la vida de su hijo

En una entrevista con Bragado TV Edición CentralMarisol Gonzalo, madre denunciante de la ciudad de Chivilcoy, compartió el duro recorrido que vivió junto a su hijo, víctima de abuso sexual cuando tenía apenas 4 años. El acusado es Rubén Caseres, abuelo paterno del menor, recientemente detenido por hechos que involucran a dos menores.

Marisol relató que los abusos habrían ocurrido en 2020, durante la pandemia, cuando el padre del niño lo dejaba en la casa de su abuelo y se retiraba del lugar. “Este calvario que vivió mi hijo no pude enterarme de forma rápida, porque él no lo contó: era muy chiquito”, expresó.

Según contó la madre, las señales comenzaron a aparecer con cambios bruscos en la conducta del niño: ataques de nervios, agresividad y rechazo al contacto físico, algo llamativo en un niño que antes era “muy cariñoso”.

Otra señal que alertó a la familia fue que el niño, por motivos relacionados con su autoestima, buscaba lavarse compulsivamente la piel, un comportamiento que surgió sin explicación aparente. El relato del menor salió por primera vez en una conversación con su hermana mayor, mientras jugaban en la pileta.

A partir de ese momento se presentó la denuncia en la UFI N°4 de Mercedes, pero, tras varios años de pandemia y dilaciones, en agosto del año pasado Marisol recibió una notificación informando que la causa había sido archivada, sin un argumento claro.

Contó que su hijo fue sometido a una pericia psicológica por videollamada cuando aún era muy pequeño, lo que dificultó su testimonio. “Tuvo que hablar solo con alguien que no conocía y contar algo que le dolía mucho. Me dijeron que no fue suficiente su declaración”, lamentó.

Tras mucho insistir, logró contactar a un abogado comprometido que, además de revisar el caso de su hijo, investigó también el de una prima del menor, quien habría sido otra víctima. Gracias al acompañamiento legal, se redactó un escrito con el que Marisol acudió al Fiscal General en Mercedes, y consiguió que la causa fuera reabierta.

Marisol también relató que la familia materna la acompañó en todo momento, mientras que del lado paterno hubo hostigamiento, denuncias y hasta perimetrales hacia su persona. “El padre le decía a mi hijo que si hablaba, yo podía ir presa”, contó.

La situación generó consecuencias graves en la salud del menor, quien desarrolló epilepsia y necesitó tratamiento neurológico, psicológico y acompañamiento terapéutico“Por suerte hoy ya tiene el alta”, dijo con alivio.

Luego de reabrirse la causa, el menor fue nuevamente evaluado: tuvo una nueva pericia el 27 de diciembre de 2024 y el 3 de abril de este año declaró en Cámara Gesell.

Marisol concluyó que su experiencia refleja la necesidad de persistir: “Nunca alcanza con lo que uno presenta. La palabra de la madre no es escuchada seriamente cuando del otro lado hay presión o manipulación. Hay que seguir insistiendo”.