El 7 de septiembre no será un día más para la política local: dos mujeres con fuerte presencia pública, Emma Elizalde y Paola Alsina, se medirán en las urnas encabezando sus respectivas listas de concejales. El enfrentamiento no es solamente una cuestión de nombres, sino de estilos y formas de concebir la gestión.

Emma Elizalde llega a esta contienda con el peso de su trayectoria en la salud pública. Reconocida por su trabajo como médica y actual secretaria de Salud, ha ganado prestigio por su cercanía en los momentos más difíciles, como durante la pandemia. Su discurso se apoya en la experiencia de gestión y en la idea de profundizar políticas públicas ya en marcha. No esconde su sintonía con el oficialismo y apuesta a capitalizar la imagen de un trabajo ordenado y de proximidad con la gente.

Paola Alsina, por su parte, encarna un perfil más combativo. Su estrategia pasa por interpelar a quienes sienten que el Concejo Deliberante debe tener una oposición más firme, que cuestione y marque límites al Ejecutivo. Con un estilo directo y sin rodeos, busca conectar con el votante crítico, aquel que cree que es hora de un cambio de ritmo y tono en el debate político.

Ambas, con diferencias claras, comparten un punto en común: representan a una nueva generación de mujeres que ya no piden permiso para ocupar los primeros lugares de las listas, sino que se los ganan con trabajo, convicción y militancia. El escenario del 7 de septiembre será, entonces, una oportunidad para que la ciudadanía defina no solo qué proyectos quiere ver en el Concejo, sino también qué tipo de liderazgo femenino considera más efectivo para la etapa que viene.

La elección será, en definitiva, un termómetro de la política local: experiencia de gestión versus voz crítica, continuidad versus cambio. Lo que está claro es que, gane quien gane, Bragado seguirá viendo a mujeres liderar y marcar agenda. Y eso, en sí mismo, ya es una buena noticia.