Pascuas diferentes en tiempos de crisis económica
Las Pascuas, una de las celebraciones más tradicionales para muchas familias, este año se vivieron de manera distinta en muchos hogares argentinos. La crisis económica, marcada por la inflación, la pérdida de poder adquisitivo y el aumento en el costo de vida, dejó su huella en cada aspecto de la festividad.

El clásico huevo de chocolate, símbolo de la Pascua moderna, se transformó en un lujo para muchos bolsillos. En las góndolas, los precios de los huevos industriales y artesanales mostraron aumentos superiores al 200% en comparación con el año anterior, obligando a muchas familias a buscar alternativas: desde la elaboración casera hasta la compra de chocolates sueltos o incluso resignarse a no comprarlos.
Más allá del huevo, el impacto también se notó en la mesa familiar. El tradicional almuerzo de Pascua, que suele reunir a familiares en torno a platos elaborados, también fue más austero. La suba de precios en carnes, pescados y productos de panadería hizo que muchas familias optaran por menús más sencillos o que directamente priorizaran el encuentro antes que el banquete.
A pesar de las dificultades económicas, la Pascua mostró otra cara: la creatividad y el valor de lo simbólico por sobre lo material. Muchas familias se volcaron a las tradiciones religiosas o comunitarias, priorizando las reuniones, la misa y el compartir, entendiendo que el verdadero sentido de la Pascua va más allá del consumo.
En definitiva, estas Pascuas diferentes reflejan el momento económico que atraviesa el país, pero también dejan en evidencia la resiliencia y la capacidad de adaptación de las familias argentinas, que, pese a las dificultades, buscaron mantener viva la tradición de una manera más simple, pero igual de significativa





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