Sobre la rebaja de los sueldos de los funcionarios públicos, demagogia y conducta
Por: Dra. Carla Bruno, Pte. Coalición Cívica Bragado
“¿Qué puede haber más admirable que una República, cuándo el que manda a los demás no impone a sus conciudadanos ningún precepto que no observe él mismo, cuando no dicta al pueblo ley alguna a que él mismo no se obligue, y su conducta entera puede presentarse como ejemplo a la sociedad que gobierna?” Cicerón.

Con estas palabras el filósofo Romano pedía a la clase dirigente hace más de dos mil años no era nada más ni nada menos que pregonar con el ejemplo.
Hoy, en el contexto de la emergencia pública sanitaria, se abre el debate en nuestra sociedad sobre recortar los salarios de los funcionarios Públicos, con el fin de generar un ahorro a las arcas del estado para ser destinado al Sistema de Salud.
En este sentido fueron pioneras algunas provincias como Mendoza, San Juan y Entre Ríos, sumándose luego las demás. En la Cámara de Diputados de la Nación el Bloque de JXC elevo la propuesta de reducción de salarios al Presidente. En el orden Regional, el Presidente Uruguayo Lacalle Pou hizo punta en esta materia y ordeno la reducción de los salarios en los tres poderes del vecino país.
En el espectro de la política existen muchas clases de funcionarios, pero trayendo el tema al nivel local, podemos decir que no es lo mismo un funcionario que tiene otras actividades bien rentadas, que uno que se hizo de abajo; no es igual uno que maneja recursos de la política y del estado, que otro que no. Es por ello que frente al reclamo de la sociedad sobre la baja de sus salarios puede haber cierta demagogia y aprovechamiento político por parte de quienes donar un 30% de su salario no significa nada, frente a aquel que le complicará llegara a fin de mes.
Conscientes de lo que implica esta reducción para los cargos políticos (muchos de los cuales siguen trabajando cotidianamente para enfrentar la pandemia) la grave crisis que atravesamos los argentinos ha impuesto a todos restricciones económicas de diferente gravedad, haciendo indispensable que éstos también sean parte del esfuerzo para reforzar el sistema sanitario.
Predicar con el ejemplo, como sugería Cicerón es tomar una acción frente a una necesidad; más allá de si eso resulta popular o no. En estos días hemos visto las dos caras de ello (en el orden local): funcionarios que han donado parte de su sueldo sin decirlo, y otros que han hecho política con ello.
Creemos que, tanto en nuestra ciudad como a nivel nacional, la autoridad legítima para para tomar una decisión de esta índolereside en quienes gobiernan, más precisamente los que están a cargo de los ejecutivos, pues son los deciden sobre los salarios de sus funcionarios. Y esto debe ser hecho de buena fe, con el único propósito de aportar a un fin común.
Frente a una circunstancia tan excepcional que no se veía desde la peste española de principios de mil novecientos, el esfuerzo para enfrentar nuestro enemigo invisible debe ser hecho por la sociedad toda, incluso la clase política a quien el pueblo ha confiado su destino.








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